viernes, 19 de agosto de 2005

Devoluciones



Me he pasado casi todo el día de hoy ordenando libros, ya hacía mucho tiempo que quería hacerlo, lo hice con la música, mi otra gran pasión, así que ésta estaba al caer. La idea de catalogarlos con unos de esos organizadores en la web ha sido muy fustrante, ya que muchas bases de datos no reconocían el título en español así que me he limitado a usar el aburrido Access y mucha paciencia.

En realidad he tardado el triple de lo necesario pero es que ha sido toda una aventura volver a ver según qué libros. Hay libros que he regalado y por alguna razón han vuelto a mí, de otros sólo conservo la tapa, señal inequívoca de que lo he dejado, aunque todavía recuerdo quién lo tiene.

Ahora, tomo frases de ellos pero antes solía escribir una ficha pequeña con un breve resumen de la historia, una calificación y la fecha en la que lo leí. Me ha sorprendido ver alguna fecha que me sitúa muy joven para un libro tan "adulto" como Juan José Millás, Carmen Martín Gaite, Soledad Puértolas o mi querido Gabo, es por ello que los volveré a leer ahora, para ver si me pasa lo mismo que con el de Milan Kundera.

He apilado con mucho cariño un autor al que ya no leo pero que devoraba de adolescente: Stephen King. Odio ése género pero me he leído todos sus libros, algunos incluso antes de que los destrozaran en alguna película. Me ha venido la escena de casa de mis padres,  con mi hermana en la cama, y yo leyéndole fragmentos de IT mientras me aterrorizaba el momento de apagar la luz. Después pasé una temporada pensando que Patricia Higsmith era la mejor en su género (y lo es) pero no hay que olvidar que yo soy una ingenua nata en lo que a historias se refiere. Aún recuerdo lo mal que lo pasé con La Sombra del Viento y los cambios de sospechosos.

De entre otro libro ha caído ésta poesía, recuerdo que me encantaba, como todo lo de ella. Creo que merece estar aquí:

Devoluciones (Gioconda Belli)

Devuélveme mi corazón, viajero.
Tú te irás -me lo dices-,
montado en alado pegaso te alejarás
y dejarás sólo noches solas a mi alrededor.
Por ésto, antes de que dobles el hueco del camino,
debes dejarme puesto en el pecho el corazón.
No te atrevas a llevártelo escondido en el equipaje
tentado por el deseo de acariciarlo
cuando encuentres que no encuentras otro
tan rojo, tan amante, tan lleno de cantos para vos.
Debes devolverme la roja lámpara
que alumbrará otros caminos andantes de mi pecho.
Debes dejármelo palpitando, transplantado,
un poco enfermo seguramente,
pero vivo y aleteando vida...


Motime - DIY
19 August 2005