martes, 26 de febrero de 2008

Hombro, codo, muñeca, nudillos...mano

Hay veces, las que menos, en las que llevo las cosas tan, tan cuadradas que es imposible que salgan mal. Lo hago poco...normalmente suelo pagar un precio algo alto y estoy segura que hay mucha gente a mi alrededor que piensa que no, que no acabaré ahogándome donde ellos ven un vaso medio qué? medio lleno...medio vacío..que más da...ven espacio, así que no entienden mis chapoteos...pero mi sensación es la de ahogo y como tal me la creo y así la vivo...si nadie tiene un flotador a mano, uno lo suficientemente grande como para que recobre la tranquilidad...pierdo el Norte, el cual se traduce en dormir una media de cuatro horas, en buscar con mi lengua nuevas llagas en sitios donde, como los dientes no llegan, no puedo justificarlas con mordiscos, en no rendir en el trabajo, en no cargar el Ipod en días porque no se escucha, en adelgazarme...o en no llorar porque creo que he perdido la capacidad de emocionarme. Pero llega un día, o normalmente, una noche en la que decido, de manera drástica...o éso es lo que quiero creer, el camino que hay del estómago a la boca sigue siendo algo largo...aún no quiero hacer caso omiso de ésos síntomas....
- Con las dos vueltas de llave y una última comprobación para ver que todas las estufas están apagadas, cierro el taller que durante cuatro meses me ha convertido en profesora de danza oriental. Me voy, por voluntad propia. No es mi sitio, pero sí ha sido mi actividad. Me voy contenta por el grupo tan majo que hemos hecho y, aunque cierre ésta puerta no cierro la actividad. Necesito descansar, al menos un mes y ver si en la distancia ésto se echa de menos. Me voy contenta y doy las gracias, tal y como les he dicho a las serias mujeres de la Asociación de Vecinos que me contrató. No estoy a gusto....al parecer, la noche aquella en la que el pudor salió por la puerta algo se coló también dentro...algo sucio y me convertí en pieza clave de un rompecabezas que aún no se ha dado cuenta de que mi puzzle es otro.
Me voy, pero lo hago con clase, tanta que si la confieso se me llamaría mala, aunque con tono jocoso. Me llevo muchos momentos y muchas experiencias a través de ese espejo.... mujeres de ámbitos muy diferentes, con todo tipo de profesiones; estudiantes muy bonitas y dulces, una asistenta social super rígida bailando por el stress, ama de casa y currante encantada de perder una hora y no pensar en nadie más que en ella, una profesora hippy que se decide a aceptar su sensualidad , una psicóloga que viaja demasiado, alguna okupa que acaba de parir y sale por primera vez a hacer algo sin el bebé, feministas radicales descubriendo que es ahí donde pueden darse ése punto frívolo y coqueto que todas tenemos y que ellas nunca se permiten en sociedad, mi niña algunas veces, contoneándose como sólo un cuerpo de nueve años puede hacer, una ejecutiva ambiciosa, con una gran carencia en su vida y totalmente inconsciente de ella....y las dos últimas, sólo llevan dos clases con nosotras y no reciben muy bien la notícia. Si hay nuevo proyecto no dudaré en llamarlas.
Ahora también desaparezco de la vida de ésos dos. Al principio pensé que sólo era suciedad y me dediqué a limpiarla...hasta que una noche, como siempre en la cama, me dí cuenta de que no, aquello no era suciedad, aquello eran malas hierbas y ésas no tienen tratamiento...ésas hay que arrancarlas, acaban pudriéndolo todo.
Un momento? La noche que sonaba Koyal por primera vez, la bailamos dos veces seguidas y no dejamos de hacer brazos...los del serpiente, los de sirena...me encanta describirlos como el movimiento de un gato que mulle un cojín...fue una clase concurrida y hubo un momento en el que tuve magia...

(ésta va para mi sister...)