jueves, 20 de noviembre de 2008

No es ojo porque tú lo veas

Ésta tarde, durante la conversación, Nicole se ha acercado y ha simulado recogerme el pelo a los lados. Ha mirado a José, su pareja y ha sonreído: "-¿Te acuerdas?-" le ha preguntado. José ha asentido. Le he explicado que quizás es porque me lo he cortado aunque hace poco más de un año que no nos vemos así que tampoco creo que lo note ni que ése sea el motivo.
"-La otra noche, en casa, encendimos el fuego, abrimos una botella de vino y abrimos las cajas de fotos, las de antes, cuando estábamos aquí. Hay una de nosotras dos, pretendiendo subir una montaña, en la que estamos como siempre; tú mirando hacia el cielo y yo hacia la tierra, las dos sonreímos. Solías llevar tu pelo así, me acordé tanto de ti...-". Nos abrazamos y a las dos se nos escapan las lágrimas.Nuestras hijas mayores nos miran riéndose avergonzadas ante la situación, comprobando cuál de las dos madres llora más. Le prometo que, si puedo, iremos a verles en Navidades. Nos medio mentimos y nos decimos que sí, que alomejor nos vemos mañana con el resto de gente que queda por ver así que no nos despedimos para así poder decirnos un "Te veo mañana". La verdad es que ha sido tentador ir porque me pillaba con tiempo y de paso, pero la idea de pasar por otra despedida no me apetecía. Hemos vuelto a prometernos estar en contacto pero ésta vez tiene que ser a su manera; ahora la creo cuando dice que apenas abre su correo: llevo siete meses esperando una respuesta al mail con la pregunta de "-¿Voy a verte este verano?-" Ella jura y perjura toda nerviosa que no lo ha visto. Así que le escribiré largas cartas a mano. ¿Quién sabe? Igual hasta lo tomo como actividad relajante, ésto de pasar la hora de comer sentada en un banco escribiendo es como muy otoñal, escogiendo la música para escribir y así de paso, me ahorro unas horas de las asfixiantes conversaciones durante las poquísimas comidas con compañeros a las que me apunto.
(Martes, 4 de Noviembre del 2008)
Al abrir los ojos el pasado Sábado, lo primero que pasó por mi cabeza fue el recuerdo, lo segundo mis palabras: "-Me voy-". Y en media hora lo hice; con los datos en pantalla la llamé. La desperté con infección de oído, souvenir de España. Me promete toda excitada que abrirá, por fin, su correo y tomará datos del vuelo y la hora. No nos lo creemos. En vez de esa hora y media anual pasaremos siete días con sus siete noches juntas. Una de ésas noches será la última del año, sin uvas ni parafernalia, con un fuego a tierra y toda su gente de ahora. "-It was meant to be...-" me dice, cuando le digo lo barato que me ha salido el billete y el horario tan bueno para el vuelo.
Y es verdad, aunque a veces tenga esos "seconds thoughts" de si he hecho lo correcto. Voy a pasar mucho frío allí pero mire donde mire, haga lo que haga, todo será diferente. No saludaré más que a los amigos de ellos y podré dar paseos interminables por bosques. La verdad es que no veo mejor manera para acabar éste año que Nicole y el Sur de Gales, con sus "rough boys" y sus "-is it?-" al final de cada frase.
(Sábado, 15 de noviembre del 2008)
Está bien cambiar de aires, sobretodo en momentos como los de ahora. Intento echar en cierta manera a alguien de mi vida, en femenino, con su color lila y sus mecheros del EZLN, así que aprovecho los momentos de confusión que ahora nos rodean para poder ir dando pasitos marcha atrás en lo que a cultivo se refiere. Éstos días ando con ésa sensación de ser la única que ve y entiende mi forma de pensar. Tendría que hablar tanto para que me entendieran, tendría que jugar tan sucio que no me queda otro remedio que esperar, porque sé que el tiempo al final me dará la razón. Lo sé porque me encuentro mal; tengo los principios en señal de alerta y ando demasiado revolucionada. Tanto, que dejo que se monte una gran crítica a mi persona en determinados círculos de amigas. No es que esté cómoda pero me buscan ahora para hablar y todavía no he encontrado todos los sinónimos a lo que en realidad quiero decir.
Se me están cayendo al suelo, en especial Ángela, que ha pretendido vivir una vida a través de mis ojos, ocupando mucho mi tiempo. Pensé que era genuina, que estaba llena de complejos y traumas que la hacían llevar siempre un par de capas más de las necesarias; tanto en ropa como en sentimientos pero que pondría más de su parte. Que esa tolerancia por la que tanto mataba la pondría en práctica con los de su alrededor, que sería mejor oyente de lo que es y que en momentos como los de ahora, predicaría con el ejemplo. Pero no, le doy la razón a mi sister en lo de que las más radicales en lo que a femenismo y crítica del macho ibérico se refiere, también son las que, cuando ese macho ibérico aparece, pierden antes todo: el Norte, los principios y las bragas. Y como yo sí que los tengo y las bragas me las quito o me las quitan, voy a dejar que siga pasando el tiempo, que la bola se haga más grande para ver si acabo de encontrar todos los sinónimos y así matar dos pájaros de un tiro; que me escuchen sin levantar muchas ampollas y largarme, para seguir disfrutando de los encuentros, de la caminata a casa con una barra de pan bajo el brazo atravesando la zona más multicultural del barrio, de los seductores saludos del frutero colombiano al cruzarnos, de lo molida que acabo los miércoles después de bailar, de la frenética actividad que me ha entrado por querer organizar toda la música pirata en el disco externo. Me cansé de ellas y se me han caído al suelo. Por idealista quizás, porque las admiraba por su manera de llevar la vida. Pensé que, al ser mayores que yo, algunas de esas regañinas que me caían al mostrar mis sentimientos serían por mi bien, que todavía no sabía llevar muy bien la soledad, que mi entusiasmo por las cosas era algo a controlar en vista del poco o nulo parpadeo que veía en sus caras. En fin, que pueda que tenga muchas taras, pero sí hay algo de lo que sé que puedo jactarme es de la lealtad que profeso a la gente que quiero o comparte mi vida, en éso, ninguna de las dos me han ganado ni lo harán.
Veamos cómo se ve éso desde el otro lado.