sábado, 22 de septiembre de 2007

Weather Storm








“-¿Y cómo lo sabes?-“

“-Porque dijo que me quería. No dejaba de decirme cosas en un idioma del que no entendía nada, pero su cara, su cara sonreía de manera dulce y sé que no le gusta hablar de sentimientos. La verdad es que a mí no me hace falta, siento sus abrazos, cómo me huele cuando me abraza ¿sabes que descalza le llego al pecho?

“-Buff, lo siento nena.-“dice agarrando su mano.

“-Ya está, sin él ya no tengo ídolos-“ Aún así deja que dos lágrimas se asomen tímidamente.”
Mi segundo café de la mañana lo he pedido para llevar, quería tomármelo al aire libre y ver amanecer en el banco catalogado como favorito. Hoy he visto amanecer desde el hospital, he sido testigo de cómo se despertaba aquel enorme edificio. Con la luz del día se acaba también mi turno acompañando al paciente de la 1021. Creo que he dormido algo pero también he vísto ese uniforme blanco a las dos, las cuatro, las seis y a las ocho.

Un heavy con melenas me ha llamado, el hermano pequeño de una amiga, va cargado de bolsas con cosas de bebé, su primer hijo. Una chica llamada como yo, muy guapa, del barrio, ha cambiado su forma de vestir completamente, con su padre ingresado, nada grave. Mucho personal médico pierde morbo cuando les ves de calle y esas enfermeras ya no parecen tan dulces al pedir los cafés, hablan como tú y como yo.
No he escuchado su primera llamada pero tampoco he contestado a la segunda, con el café aún humeante calentándome las manos. La idea de no vover a sentir ese deseo de piel de nuevo me inquieta, entristece y a la vez, despierta mi curiosidad, por lo que esté por venir este Otoño ya sea en danza, actividades, trabajo y emociones. Tercer otoño sola, aunque éste sí que celebro decir que va a ser un otoño muy diferente.