Nos hospedábamos en Vera, en el hotel Terraza
Carmona; un hotel lindo por fuera, que aparecía de repente al dejar una pequeña
rotonda en la calle México. Jamás hubiéramos pensado encontrarlo entre esas
calles. Muy taurino todo, al primer cartel del Cordobés y Julio
Aparicio que veo le quiero echar una foto, pero A. me hace notar que no me
ría, que en ese hotel los adoran. No sólo eso, el hijo del dueño se estrena
como novillero mañana, de ahí tantos carteles.
Y es verdad, cuando presto atención al interior,
veo que sigue siendo tan lindo como por fuera pero también
que el hall es presidido por dos cabezas de toro enormes. Nuestra
habitación es la 205, segunda planta al final del pasillo. Mientras nos
dirigimos a ella, me giro para silbarle a G. la canción de Four Rooms, cuando
Tim Roth va de botones por esos mismos pasillos porque eran clavados. Lo pilla
enseguida y ríe conmigo, no así el resto del grupo, pero para cuando piden que
repita ya hemos abierto la puerta de la habitación: colchas y cortinas a juego
que me hacen recordar a la famosa colcha de ese videoblog tan divertido (http://www.quevidamastriste.com/)
donde el chico siempre habla desde esa colcha tan, tan horrorosa. Le propongo a
A. hacer la versión en chica.
El listo de G., debido a su tamaño, se pilla la
mejor cama y como todos evitamos estar cerca de él porque ronca como un
condenado, A. y yo nos quedamos con las supletorias mientras ellos se parten
porque son las más incómodas. Pero son cuatro noches y somos cuatro así que a
callar o hacemos rotación! Nuestras noches allí fueron horrorosas para F y para
mí, imposible dormir con G al lado. Incluso una vez le llamamos al
móvil para ver si cambiaba de postura pero lo único que conseguimos fue que se
levantara mosqueado :(.
La solución fue dormir con los Ipods. A mí no me
gusta dormir con música, necesito mucho silencio y el Ipod tenía que estar
bastante fuerte para neutralizar esos ronquidos de Shrek de la mejor cama de la
habitación. Había momentos por la noche, en los que todos ya dormían menos yo.
Les sentía respirar y me gustaba el sonido (quitando el que ya sabemos), el
grupito durmiendo, qué diferentes éramos y míranos, hemos pasado de compartir
horas a días enteros. Claro que eso lo dije antes de sentirme en la casa de
Gran Hermano.
Nuestras mañanas consistían en desayunar en la
plaza. Yo llevaba muy mal lo del café así
que me costaba horrores llegar hasta allí. Después soportaba divertida la
tomadura de pelo sobre el cambio en mi persona camino del segundo café pero mi
querido G. se enrolló tanto que me propuso que, ya que él llegaba antes,
le hiciera una perdida cuando fuera a salir para tener el café nada más
llegar. "-Do I love this guy?-" . También hay que decir que iba antes
porque los cruasanes volaban y casi nunca había para nosotros.
Yo iba algo preocupada por el dinero. Mi
presupuesto era más bajo, decidí sacar menos de lo que dijimos porque si
pensaba ahorrar era en la comida, puedo vivir de tapas y bocatas cuatro días,
de claras y algún ron con cola no me sacas en verano, y de vicios ya sabemos cuáles
son, así que la idea de tanto bote común no me acababa de convencer, pero la
verdad es que comimos siempre muy bien y barato.
En la última noche, volviendo cansados al hotel,
con resacón de cansancio por el festival y algo callados porque ya hablábamos
de Barcelona, decidí que iba a volver a Andalucía muy pronto. No la he vivido
como me esperaba, me he acordado muchísimo de mi sister, con ella la hubiera
disfrutado más, lo sé. He visto el blanco de las casas, me he contagiado
de la tranquilidad de la gente, he observado muchísimo todo y me ha recordado
muchas cosas de mi niñez, muchas de ellas gracias al barrio donde crecí,
pipas...muchas pipas.
En la entrada al mercado un puesto de granizados de
limón y mucha gente que me resulta familiar. Qué sensación más curiosa, siempre
pensaba "creo que ya la he visto antes por aquí" ¿familiaridad? No lo
sé. El caso es que me siento muy de aquí, de hecho tengo un tío que nació en
esa misma zona y la de mis padres no anda muy lejos. Pienso que sí, que me
gustaría retirarme aquí. Creo que es de la mejor manera que uno puede acabar
sus días...de manera lenta, sin prisa pero sin pausa, como todo en aquel pueblo.
A mi lado un rótulo luminoso que anuncia un concierto de los 70 con Jeannette,
Los Bravos y no sé quién más. Es en la Plaza del pueblo y cuesta 30 euros.
Bien, mi reflexión la termino aquí; por más que nos
queramos, no somos un grupito para ir de vacaciones. Un finde en Londres no
está mal, siempre hacemos lo mismo y a eso es a lo que vamos. Pero aquí ha sido
diferente; yo he ido a Almería y a Creamfields, ellos a Creamfields y
Almería. Somos muy diferentes, ya me lo comentó alguien hace poco, con ideas y
modos de ver la vida de manera muy diferentes pero con unos hobbys y un humor
muy nuestros y muy arraigados ya, como mis quinielas de los Oscar con G durante
los once años de amistad que nos unen o nuestras acústicas. En fin, será
eso de que el roce hace el cariño ¿no?
Mañana vuelvo a tenerles por aquí, por la noche. Me
llevo a los peques al zoo, A. se apunta también. La idea era juntar todas las
fotos en mi ordenador y verlas, cenar y cuando los peques duerman, ver 800
balas de Álex de la Iglesia. Tenemos mono de ver Tabernas en película ahora.
Bien, yo era la encargada del video y resulta que
no la tienen. A ver si el señor eMule se porta bien esta noche y no deja de
trabajar ;-)