sábado, 3 de enero de 2009

Just for a minute

El día de antes, mientras preparaba el papeleo del viaje de vuelta, me dí cuenta de que me había equivocado en la hora del vuelo, salía algo más tarde de lo que pensaba. No dije a nada en la casa y me alegré al imaginarme por fin con los peques en algún sitio donde pudiera pensar un poco a solas, aunque fuera en el aeropuerto. Les dije que se habían portado muy bien y que les compraría un par de revistas y un libro a ella con una portada super rosa. En las dos horas de viaje en coche, José hablaba conmigo: de su vida allí, de su rutina, de lo bueno del horario y de lo mucho que se querían, unas cuatro veces lo dijo y yo, que aún practicaba mi flema británica le sonreí, pero no le creí.
El día de fin de año, una media hora antes de que acabara, la gente se amontonaba en la cocina, llenando las copas de vino hasta arriba. Yo andaba organizando a los trece niños de la casa para que bailaran en cadena y cambiaran a la de cuatro. Mis amigos discutían en el piso de arriba, otra vez, acaloradamente por nada absolutamente, ¡ah sí!, por el estilo de música, José empezó "la noche" con pachanga, lo cual hizo que la única inglesa alegre allí y todos los pequeños bailaran. El resto se agolpaba en la esquina mirando, con camisas de marca y pose a lo Howards End. Mi amiga, a la que nada le estaba saliendo bien, nos decía de malos modos que cambiáramos a lo que gustaba a todos. Celtas Cortos dejaron de sonar y en su lugar apareció Bing Crosby, el cual abrió un interesantísimo debate sobre las películas como Polly Anne. Los peques se desperdigaron así que me quedé sin trabajo y mientras mis amigos discutían, en Howards End hacían bromas de si en el primer piso estarían bailando o tirándose los muebles a la cabeza. Sus amigos de la infancia se reían y a mí se me encogía el estómago...
Una tarde, en el coche, acabó una frase con una pregunta. No dije nada, así que la repitió. "-¿Me estás preguntando?-" le dije. Mi respuesta no le gustó y pasó dos horas intentando convencerme de lo contrario. Le dije que para hablar en condiciones, ella y yo tendríamos que escaparnos a una isla una semana sin nadie, que no iba a tocar esos temas mientras esquivábamos el famoso "black ice" de la carretera. Me recordó la botella de vino que había comprado para nosotras, para beberla delante del fuego. Le dije que se calmara; conducía demasiado rápido y todavía no se había dado cuenta de que no llevaba las luces puestas. No sé qué botella de las que había allí era la nuestra porque no abrimos ninguna. Se preocupó de tener siempre gente en casa así que todas las conversaciones pudieron volver a ser tranquilas, relajadas e instructivas. He aprendido mucho sobre vocabulario para admirar los "Christmas decorations" en las casas de los demás, ahora tengo caras nuevas para mostrar asombro cuando me explican las libras que se han ahorrado comprando algo, en Neighbours ha vuelto no sé quién después de no sé cuántos años y aprendo a pronunciar de manera perfecta la palabra "inappropiate". La oigo tantas veces y de tantas bocas que creo que ahora parezco nativa...
Me advierten sobre Steph, un chico de trece años que viene a cenar. Su madre por fin ha hecho público que cree que tiene algo en el cerebro. Todos llevan pensándolo años pero es ahora que lo confiesan. De todas maneras, su madre pasa un poco de él. Al parecer, no sabe controlarse, toca mucho y es cansino. También puede hacer daño a los pequeños porque es algo agresivo. Cuando Steph me conoce, me bombardea a preguntas sobre Barcelona y el fútbol. Nos caemos bien y nos hacemos fotos. Me abraza mucho y me enseña un saludo muy cool con las manos. La noche de fin de año, me serví el curry y me senté a su lado. Su madre me dijo que venía enfadado porque quería traer su camiseta del Barça en mi honor. Steph me pregunta si no quiero volver a tener un marido "-¿Para qué? Ya he tenido uno!-" Se ríe y me habla de Kate, una chica de quince años que le gusta. Al parecer, Kate está muy cansada de las relaciones y están en un "break", cuando salga de la crisis saldrá con él. Steph me pregunta por los peques, está algo contrariado porque el peque le toma el pelo descaradamente, a lo spanish supongo. Me dice que no le dejan jugar porque se porta mal, que tiene que estar "calm". Se levanta, se mira en el espejo y me dice si le ha quedado bien el pelo, si se lo ha engominado bien. Le digo que está guapísimo y que me haga un favor, que le toca vigilar por ser el mayor y que sea mi espía con los pequeños, si algo va mal que venga a decírmelo. Vuelve a abrazarme. "-I really like Steph-" le digo a su madre. Ella dice que soy su Ruth Lorenzo, la española que ganó el FactorX inglés. Me veo rodeada de inglesas de voz modulada admirando mi paciencia.
Una noche, mi peque me llamó en voz baja. Hizo que me acercara más y al oído me confesó que le gustaba Katie, la niña de su edad, que por qué no se lo decía por la mañana porque ninguno de los niños quería hacerlo y él quería decirle que la quería. Por la mañana me lo recordó y lo hice, pero le añadí un "In this family, we think that you are a very pretty, sweet girl". El peque se enfadó porque hablé en plural pero también se puso como un tomate. Katie sonrió, ¿cómo le explicas a un niño de siete años que sentir algo puede ser inappropiate en aquel lugar?
Una vez, haciéndome un café, Meryl apareció por allí y pidió otro para Paul, marido de Jeane, la cual no se movió. Me apeteció ser traviesa. Sabía que aquellas tazas ardían en el microondas, sobretodo el asa lo cual no era un problema, adoro las temperaturas altas. Serví el café, añadí la leche y se lo pasé a su mujercita para que se lo llevara."-Careful, cos it's hot...-" . No pudo acabar la frase porque se "quemó" y todas sus amigas la rodearon con grititos, lamentándo el dolor de Jane, la cual colocó el dedo debajo del agua lloriqueando confesando a sus amigas que le había dolido más porque se mordisqueaba la piel de esa zona. Esperé unos minutos mientras me unía al grupo diciendo un "-I'm sorry...I have this thing with my hands, I can handle really hot things and I don't feel how really hot it is." Después me puse la chaqueta y salí al "shed". La verdad es que por dentro disfrutaba la travesura.
"El shed" ha sido el lugar en el que he podido pensar un poco. El agua del cubo donde apagaba el cigarro no se descongeló ni un solo día de los que he estado allí, por mucho sol que le diera, como los de dentro. A veces, asomaba la cabeza y miraba al cielo. Sigo pensando que nunca he visto un cielo de noche como el de Gales, hay miles de estrellas y te sientes más cerca de ellas, tan limpio. Allí sentí que en estos seis años que ellos llevan lejos yo he cambiado mucho y que estoy contenta con lo que soy, como se suele decir, con todas mis virtudes y mis fallos. Que cambié mi vida justo en el momento en el que ésta empezaba a hacer aguas, para evitar todo lo que iba viendo en toda esa gente. Las middle aged crisis, la falta de respeto, la desilusión, las discusiones cada vez más "inappropiates" con sus relamidas y falsas reconciliaciones, la infelicidad al fin y al cabo."-He tardado cinco años en venir a visitaros y podría haber esperado un año más. Si me hubiérais dicho ésto no hubiera venido.-" pero él me dice que las Navidades son así de emocionales allí, pero que se quieren mucho...
Esta noche, al aterrizar, el peque no sabía pronunciar aeropuerto, se le mezclaba con el inglés. Contentos, no han parado de jugar y disfrutar. Sólo por éso, el cielo, respirar otro aire y mi cursillo de ama de casa perfecta ha valido la pena. Al llegar a casa, me he desvelado y he hecho todo lo contrario a lo que tenía preparado. Antes de borrarlos, he vuelto a releer los mails previos a mi visita, desde que ella empezó a mirar vuelos para mí, pasando por las ganas que tenía de verme y acabando por las dos botellas de vino que nos íbamos a beber delante del fuego una noche. Decía que todo estaba muy "Christmasy, frosty and lovely"....frosty, frosty...debería aprender a leer mejor entre líneas.

Frosty : Covered with or as if with frost.