lunes, 2 de abril de 2007

Zig Zag

El hilo que intento cortar ahora es el más delicado, el más arraigado emocionalmente. Mi madre me regaló una máquina de coser pequeñita al casarme. Sigo sin saber coser pero me saca de apuros para mis pantalones y para los de las amigas. Nos llamamos para enhebrarla y yo, que sé hacer la "canilla", les dejo un surtido de colores preparado. Siempre he tenido hilo de sobra. Vienen de no sé qué fábrica que cerró. Mi madre también se encargó de eso y me la colocó en el "ajuar". Así, sólo he tenído que preocuparme de ordenarlos de tant en tant, para que no se enreden.

Pero se me enredan, como los sentimientos, que los tengo adormecidos. Busco palabras para empezar a definir esto y no las encuentro. No las quiero tristes, no las quiero grises, no quiero que den pena ni que aburran. Quiero que queden escritas para recordarme que sigo buscando tranquilidad y que casi, casi ya la tengo. Que éste es o ha sido mi ritmo, no el de que todo el mundo esperaba.

Hoy he decidido abrir el mail, tres días después de haberlo recibido. Necesitaba descansar de todo y estar con los peques. No es la primera vez que leo un borrador de divorcio; es como uno de esos documentos muestra con los que yo trabajo, sólo tienes que cambiar algunos datos, que suelen ser también los que están resaltados en negrita. Hay otra palabra que resaltan constantemente y es 50%, a partes iguales, 50% .

La justicia (entendida a nuestra manera) y mis principios. Sino, no puedo dormir tranquila...