Empiezo a ordenar los recuerdos desde la patética
sala de fumadores en el aeropuerto de Gatwick: hace frío, estoy rodeada de
cuatro potentes ventiladores que apenas me dejan ver el humo del cigarrillo. A
algún gracioso se le ha ocurrido tirar un kleenex en un cenicero y ya empiezo a
ver el humo de él quemándose: "Not nice".
Me he gastado las últimas cinco libras en la libreta en la que escribo y un par de cafés para mañana. Sólo me quedan monedas que, probablemente gaste en uno de los ordenadores que gentilmente y por la módica cantidad de ¡1 euro/10 minutos!, han colocado en otra área.
Sólo son las diez y media aquí pero el finde ha
sido increíblemente largo y sólo he dormido tres horas. La noche se presenta
larga. He perdido el avión, por dos minutos, pero estos ingleses son
asquerosamente estrictos con las normas y aunque le haya sollozado a la chica
que tengo que estar en España esta noche, no he podido arreglar nada. A la ida
ellos llevaron un retraso de dos horas y ahora, por dos minutos, me tengo que aguantar y esperar 12 horas aquí para el próximo vuelo.
Ya he escogido la que será
mi cama esta noche: duermo al lado de dos chicas y un ejecutivo muy pálido de
ojos muy azules. Al menos he podido comer un curry en un pub así que ahora
sólo me preocupa si podré dormir e ir a trabajar mañana. Hemos dicho de dormir
en turnos de tres horas pero sé que no lo haremos, al menos yo.
He visto amanecer pateando las calles de Londres,
de hecho amaneció muy cerca del Bing Bang. Poder ver toda aquella zona por la
noche fue increíble. Siempre había ido con luz; al más puro estilo turista.
Siempre me ha puesto nerviosa la idea de Londres por la noche, porque vas
cambiando de barrios y, sin saberlo, te puedes pegar algún que otro susto o
equivocarte de local y, como nos pasó, meternos en uno gay un poco heavy.
Pero
este año lo he hecho, y gracias a eso, he descubierto dos de sus clubs
londinenses "Faktory" y "Hidden" un viernes noche sin
turistas a la vista. Mis amigos encantados, todo techno,house,hardcore
techno y dirty dance. No está mal...un ratito.
El primer local tenía dos salas: en una, la rubia
de las coletas, con look a la "spice deportista" y un top muuuy
escotado. Bailaba de manera frenética, era imposible no mirarla. En cinco
minutos se estaban masajeando los pechos, en diez, se había subido al podio y
desabrochado el sujetador con la camiseta bajada. Nadie miraba, excepto tres
de nosotros y vaya cara de pardillos teníamos. No sólo por ella sino también
por la gente que pasaba totalmente de ella. Ninguna chica se escandalizaba ni
ningún chico miraba mientras le daba codazos al amigo de turno para que también
mirara. Anna y yo llegamos a la conclusión de que eso no pasaba en España, no
de esa manera y menos sin nadie mirando.
Ahí me salió el lado
princesita, hasta que en el lavabo, pude ver unos pies y oír una voz de chico
junto con otras de chica esnifando como locos. Fuera, otro le metía una
pastillita en la boca a la novia que se aguantaba de pie a durísimas penas.
El segundo local era un poco más
"chic": había de todo. Al parecer, los seguidores del hardcore techno
son los que llevan esas pintas entre punks/góticos y dark. Una excusa más para
llevar esos cortes de pelo y colores tan alucinantes. Nunca he vísto cortes de
pelo más modernos y extravagantes ni más clones de los protagonistas de
Trainspotting juntos.
La sala hardcore me ponía nerviosa, había mucho
tíos de estética skin sentados en el suelo y tías vestidas de colegialas de
internado inglés bailando. El local se quedaba en silencio y a oscuras unos
segundos en los que la gente se quedaba quieta, hasta que sonaban esos graves
que hacían que te cosquillearan los pies. "Me largo!" - le dije a los
chicos. "Aquí no me quedo"-.
El sector latino/africano/hindú estaba a mi
derecha, discretos como siempre pero siendo los más guapos del lugar. Me encantó un hindú con el pelo larguísimo recogido en una sucia coleta. Me
recordaba al Kip del Paciente Inlgés. Tenía unos ojos y una piel increíbles.
Más tarde, leíamos en una revista, que el segundo local era recomendado, como uno de los cinco clubs, para visitar ese día.
Llevábamos casi 24 horas en pie y decidimos salir,
o decidí, porque ellos planeaban ir directamente a Candem Market y dormir una
siesta ¿En Inglaterra una siesta? Mientras les persuadía echamos a
andar, algo perdidos y sabiendo que no había transporte a esas horas.
Ahí
empezó el paseo, fue increíble. Recordé la primera vez que pisé esas
calles y al reconocer "Houses of Parliament" otra respuesta vino a
mí, en realidad no creo que cueste tanto hacerme feliz.
La vista era preciosa, sé que me perdía lo
verde de la zona pero por la noche era tan diferente. Pude sacar fotos a los
sitios sin tener que esperar a que no pasara nadie ya que estaban desiertos.
Había mucho tráfico para esas horas, sin embargo no hacía frío, cosa que me
sorprendió muy gratamente!
Nos empezamos a mezclar con la gente que íba a trabajar y empezamos a ver como la ciudad se ponía en marcha. Desayunamos café y pancakes con miel en un McDonalds con muebles de Ikea, al lado de una chica japonesa que no paraba de temblar, vestida con ropa muy larga y cara muy triste. Al día siguiente la vimos en la estación, con la misma ropa y los mismos temblores.
Sólo uno de nosotros fue el valiente de ir a
Candem, nosotros nos echamos tres horitas, ya eran las nueve de la mañana. Aún
no había visto a la madre de mi amigo, sé que estaba triste por mi notícia. El
abrazo que nos dimos fue increíble: "-If I've done
it you can do it-" me dijo, a lo que siguió "Abrimos una botella de
vino??" Miré a su hijo y le dije "Voy a beber vino con tu madre, sólo
una copita" y ahí me tienes, las 9'30 de la mañana bebiendo vino blanco
con Pat, una jamaicana encantadora que no para de decir "Bless you"
cada cinco segundos. A puerta cerrada, en la cocina, le expliqué todo lo que
quiso saber y la calmé, prometiéndole que iría con los peques en verano si
podía, para que los tuviera en ése jardín.
Me despertó mi madre, como no, a la dos horas de
estar durmiendo.
Poco a poco, el resto de família fue llegando.
Volví a ver a Sally, Curtis, Bolton y Rachel. Curtis ya me tenía preparado un
montón de hip hop y Rnb en mp3, el nuevo de Biggie, recomendación para que
me baje un tal Kano (al parecer, está pegando fuerte en Londres y
un documental increíble "Soul Deep" (sobre los orígenes de la música
negra) ¿Se puede pedir más? En cuanto les dije que Kanye West vienen a
Barcelona en Marzo, no dudaron en apuntarse todos para esa semana porque en
Londres todas las entradas están agotadas. También vendrán al Sonar si pueden, ¡Me
encantan! Cenamos sopa picante, pollo al estilo jamaicano y mucha verdura. Pat
estaba encantada de tener tanta gente en casa aunque no conseguía relajarse;
había hecho dos tartas enormes y "Pies" de cordero.
Motime - DIY
25 January 2006
No hay comentarios:
Publicar un comentario