Hoy salía tan cansada de trabajar que las ganas de dar una vuelta por el centro se
han esfumado pero no las de tomar un café. Ya hace frío y me apetece a todas
horas. En el bar de las mañanas, así de paso le pagaba el de las ocho (me
olvidé el dinero). Nadie en el bar, muy diferente al bullicio de las mañanas. Tito
más charlatán, aunque le digo que no se canse, que no me entero de lo que me
dice. Argentino con vocabulario ininteligible para el resto de los humanos y muy
divertido. En la barra pequeña, una compañera mía, con su lingotazo de las
seis. De mí nunca se esconde, y le tengo mucho cariño. No en vano me conoce
desde los siete añitos y me inició en el mundo de la lectura. Me siento con
ella y estoy tentada de cambiar el cortado por un carajillo de Bayleys, como en
esas series, cuando los trabajadores se encuentran en el bar después de un día
difícil de trabajo, alicaídos y con sonrisa triste. Paso una hora con ella. Tiene
la misma edad que mi madre y a veces la trato igual. Sé que está nerviosa por
un trabajo nuevo que se nos viene encima pero yo he decidido ayudarla en todo
lo que pueda, no se lo he dicho pero creo que sabe que lo haré. No es sólo el
trabajo, hay más como siempre, pero no hace falta entrar en detalles, nos
entendemos bastante bien, cada una en su generación. Me habla de la
independencia, de la necesidad que tiene muchas veces de aislarse y estar sola.
Yo le digo que me he vuelto muy exigente y que mis mejores momentos siguen
siendo cuando veo dormir a mis peques, que a veces me meto entre ellos aún
sabiendo que no dormiré nada esa noche, sólo para sentirles. "-Bueno, eso
y un buen orgasmo claro"-le digo bajando la voz no sea que al argentino le
de por hacer uno de sus chistes machistas. Dejamos el bar riendo, me he
reprimido darle un abrazo y un par de besos.
Procesar, procesar...pues no puedo. Su llamada me
ha inspirado rabia, y ya sabemos lo poco que me gusta, así que me voy a bailar
la danza oriental, ya domino el maldito péndulo, de hecho, no hay manera de que
no me salga cuando bailo. Ahora practico eso de separar las partes de tu
cuerpo, lo de mover sólo una y añadir el resto poco a poco ¡qué casualidad!
como hago en el día a día; cabeza, tronco (por donde también cae el corazón,
pelvis y piernas). Ha sido la mejor elección del otoño, bueno, eso, unos
manolos negros que me he comprado tiradísimos de precio y un buen orgasmo
claro!!
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