sábado, 5 de marzo de 2011

Sobre la melancolía...




"- !Háblame, háblame por favor!-"
"-Lo siento, nunca lo hago mientras trabajo...¿preparada? no te muevas ahora...-"
Sólo tengo segundos para hacer una única cosa; pensar en qué voy a hacer esas dos horas o prepararme para empezar con algo que me acompañará por el resto de los días. Lleno de simbología para mí y en un momento muy decisivo: a las puertas de los temidos cuarenta, los cuales no quiero cumplir. Así que opto por mirar el papel de film que recubre la camilla en la que apoyo mis brazos y me dedico a pensar, no en si duele a ratos, sino en si me decido a aceptar dar clases de danza a un grupo de cinco chicas en el gimnasio de una escuela.

Los puntos positivos es que me dan lo que pido y son más del rollo hippy, algunas con complejos ocultos. Quizás vuelvo a recuperar esa magia y puedo sacar cosas otra vez con ella. Pasaremos frío unos meses y no sé si puedo conseguir un equipo potente de música. Tengo unos altavoces de 60w y se los podría conectar al Ipod. Antes ponía velas y quemaba incienso durante el calentamiento, conectaba mucho con mi interior y conseguía cosas realmente bellas. Ahora estoy más preocupada en saber qué secuencia planea hacer la profesora para no chocarme con el resto del grupo girando mal.

Éso me lleva a pensar en la última oferta de mi profesora; cuándo se ha enterado de que vuelvo a abandonar la danza me ha buscado al chat y me ha dicho cosas; unas increíbles, como la de que me quería a mí junto a 7 chicas más para acompañarla en un número de percusión en directo junto a un gran maestro egipcio. Otras que siempre hago igual, que cree que no quiero destacar, que no tengo por qué salir al festival, que no abandone y me hace la oferta; darme clases particulares, cuando quiera y como quiera, trabajar lo que me interese, me las deja baratas y yo voy a cobrar casi tres veces más (las puedo cubrir sin tocar economía y hago ejercicio que es lo que siempre me digo cuando me encuentro cansada).

Pero es que en la escuela todo gira en torno al festival ahora; los dos últimos mails que he recibido son para pedir dinero porque viajan a Egipto a traer los trajes, envían las canciones para ir conociéndolas y se quejan si no vamos a clase porque descuadramos la coreografía. Yo tengo que bailar con un doble velo cuando apenas domino uno: no giro bien, me mareo y el velo se luce girando. No practico, ensayo y me siento "out" muy "out". No sé qué hacer ¿qué habrá detrás de esa oferta? ¿por qué me muestra tanta cercanía ahora que no quiero ir y le digo las razones de verdad?

Sin embargo me ha dicho algo que me ha gustado escuchar: dice que no entiende por qué no puede retener a una alumna que sabe que le encanta la danza, que le hace pensar que ella no lo hace bien, que aburre quizás, que le causa mucha inseguridad y le baja la autoestima. También se sincera y me dice que tengo que trabajar brazos, manos y equilibrio ¡cómo no! Me ha gustado más lo que ha dicho después: que tengo la ritmología y la técnica perfecta.

Sinceramente, yo creo que lo mío es el folclore; bastones, percusión, ritmos populares... En el clásico finjo y claro, no es creíble. Creo que se puede transmitir mejor el desamor que el amor. Funciona mejor, llega más rápido a la fibra. ¿y Susana? ha abierto un centro de yoga y me propone en un añito dar clases allí, ahora quiere intercambiarlas con lo suyo, dice que podemos hacer media hora yoga y luego yo le enseño danza... Humm, no me gusta hacer negocios con las amigas.
Buff!! Sólo ha pasado media hora y ya no sé qué más pensar así distraído. No puedo pensar en los peques porque lloro. No sé por qué pero ahora me pasa mucho: Les veo crecer y me apena. El otro día ella me dejaba helada en la revisión del pediatra porque  ya quería saber cuándo se convertiría en mujer y ahora que hay un bebé en la familia y me preguntan cosas de bebés me hacen revivir una época que recibo con melancolía. Es raro, las chicas de mi edad se estrenan como madres ahora y yo ando buscando sus manos al cruzar las calles porque ellos ya se quieren soltar. Sé que todo ésto pasará pero ahora es duro. Con lo callejera que yo era y lo que me saltaba las normas y mírame ahora: somos las peores.
."- Cómo lo llevas? Lo aguantas?...-"
"- Bueno, sí...pero tampoco quiero confiarme mucho y la verdad es que estoy pensando en otras cosas...-"
"- Muy bien...pues vamos para Bingo entonces...-"
Veo una burbujita en el plástico y me dedico a jugar con ella. Ya son las seis. Ilusa de mí pensaba que a esa hora estaría fuera.
Qué fea es esta sala. Casi no he mirado nada desde que he entrado. He venido con ésta cuatro veces y después de la tercera casi lo dejo. No captó lo que buscaba y me arrepentí. He venido hoy pero también he mirado los horarios del cine porque sino me convencía me iba al cine que está aquí al lado y ahora no sé cómo sentirme. Recuerdo las palabras de Raúl, mi primer novio que no amor: me llamaba "la niña pobrecilla". Lo hacía en torno de burla. Todas las cosas me afectaban según él; desde un perro abandonado al que le obligaba en llevarme en coche para llevarle comida hasta la pena que llegué a sentir por él por ser tan insulso y pelín prepotente. No me extraña que le dejara, le di una patada tal cual se la merecía pero ahora es diferente. A veces no controlo mi empatía...

Y yo que pensaba tirarme la tarde hablando con este buen hombre, preguntándole cosas para ir relajándome y hacer de ésto una experiencia resulta que me encuentro sin música, sin nada que leer o mirar aparte de un trozo de papel film que me tiene más que aburrida ya.
"- Bueno...pues a no ser que digas lo contrario....ésto ya está...¿Lo quieres ver? así que los coleccionas....-"
"-Desde los quince años....-"



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