domingo, 29 de octubre de 2006

Our hopes and expectations...black holes and revelations.



Muse empezó casi puntual, con dos o tres minutos de retraso. Volvieron a apagar las luces y volví a sentir ese cosquilleo, volví a agarrar a mi sister y vuelvo a decirle eso de "esto es lo mejor de un concierto a qué sí?", volvemos a darnos un abrazo...y salen ellos. Sin mojarme al 100%, juraría que abrieron con Take a Bow, del último. Estaba tan histérica que me costaba reconocer las canciones si no eran de las "Big Ones". Da igual, el caso es que abrieron muy bien y ésas guitarras ya no dejaron de sonar. La verdad es que me cuesta encontrar palabras para describir todo lo que sentí. Me gustan tanto, conozco todos y cada uno de esos sonidos a la perfección casi. Creo que esto es pasión absoluta, el no sólo concentrarte en las letras, sino en todo el conjunto: son un grupo y son músicos, así que todo lo que salga de ahí merece ser valorado. Y a mí éstos me calan.

Muse nos dejó ver su lado más rockero, bordaron los temas, tanto los viejos como los nuevos. Tocaron City of desilusion y Starlight, dos de mis favoritas del nuevo. Invincible, como siempre, se la dediqué a mi sister, aunque luego me pillara en uno de mis trucos más viejos. "-Que asco que me conozcas tan bien..-".Nos reímos un buen rato .  
Tocaron absolutamente casi todo lo que me gusta en esos ciento cinco minutos que duró el concierto. No se recrearon en baladas, así que no cayó ni  Sing for absolution, Unintended ni Screenager pero sí que bordaron Knights of Cydonia, mucho mejor que en Cd, y todos nos volvimos locos con Time is running out. Ya me pasó el tiempo de llorar en los conciertos, creo que la última vez que me emocioné en público fue este verano, en el zoo, en el show de los delfines, al ver la cara de felicidad de mis peques, me sentía muy contenta y me emocioné, así que por más que lo hubiera querido, creo que no hubiera llorado anoche pero sí que hubo un momento en el que me sentí como el zoo. Durante la pausa que le di a mis piernas durante una lenta, Hoodoo (creo, ya digo que tenía la cabeza en otra parte)  , los miraba y pensaba "-¿Cómo no me van a gustar? Ahora mismo me encuentro tan feliz de estar viéndoles...-"

Decidí apagar el móvil una vez reagrupados todos y no lo he vuelto a encender hasta esta mañana. Sin mensajes ni llamadas hasta dos horas más tarde; mis vecinos invitándome a una paella a la que acepto encantada y la mística; un cine, la del Bigas Luna,  con palomitas. Acepto también al igual que he vuelto a aceptar, a consentir que volvieran a desatarme las manos un rato, no creo que sea bueno para nadie el empezar a sentir ahora ni de esa manera. 

No compramos camisetas, me niego a pagar casi lo mismo que por la entrada. Para eso, me voy a verles a Madrid otra vez, me resulta mejor invertido. Encima, con tanto control policial, no hay ni de las baratas así que mi sister y yo no vamos a poder fardar.

No me apetecía romper la magia, así que decliné las copas en los garitos de siempre. Había hecho algo nuevo y acabar la noche con las mismas caras de siempre no me apetecía.

Un recuerdo más para esa mecedora de la vejez.


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