Las siglas sólo las conocía por una canción de
Peter Gabriel, del segundo trabajo, del 78. Yo contaba seis añitos por aquel
entonces. La canción no era de mis favoritas así que la escuchaba poco. Lo que
sí me enganchó fue ver como DIY se transformaba en Do It Yourself a lo largo de
la canción. Lo encontré original, por aquel entonces no sabía mucho más...
Volví a verlo escrito en uno de mis viajes a
Inglaterra. Siempre que he estado allí ha sido más viviendo que visitando, así
que mi entrada a todo tipo de tiendas era un clásico. Recuerdo cuando tuve
que correr para no quedarme sin salsichas ni carbón para la barbacoa que el
hombre del tiempo acababa de proponer a toda West Midlands en las notícias,
prometiendo un largo y soleado fin de semana. Otras, me metía en las tiendas
para Pets, para seguir asombrándome de lo cursis que podían llegar a ser con
los animales: pasta de dientes, boles con nombres grabados. Otras en las DIY;
entonces me explicaron de qué iba el nombre. Era como nuestro AKI; todo tipo de
material para construir, reparar, crear y renovar cosas tú solito. Vamos, como
un Ikea pero más realista. Me encantó la definición y la palabra que la
representaba. Entonces volví a escuchar a Peter Gabriel y reconocí más fuerza
en la canción, porque también iba de repararnos, de cambios, de
construir...así que la hice mía y decidí ser DIY.
Bien, pues éso es lo que ha estado haciendo DIY
durante un año y medio; recogiendo pedacitos para volver a construir muchas
cosas, reparando otras, creando y renovando...en especial ésto último;
renovando interiores y exteriores. Soy de las que se miran los manuales aunque
mi lógica nunca esté de acuerdo con ellos. Soy cabezona y éso me ayuda a
insistir, cosa que a veces, le va muy bien a mi impaciencia. Es sólo cuando
pierdo una pieza que desisto de manuales y de lógicas.
Me aburre no aprender de la gente, me atraen las
personas que, bajo mi juicio, considero diferentes; las serias, las difíciles,
las tímidas, las irónicas (siempre hay algo debajo de esa ironía), las que
odian, las que aman, las que se dejan querer y las que quieren (lo cual
considero más difícil).
Parezco dura pero muchas veces es la vergüenza,
otras, para que no me hagan daño. No me río de las cosas que nunca hacen
gracia, ni por cortesía. Si alguien me importa de verdad siempre acabo siendo
muy sincera con él/lla. Cuando me decepcionan, me siento la persona más infeliz
del mundo. Cuando veo bondad en algún gesto hacia mí casi siempre me tocan el
corazón. Me cuesta fiarme de la gente como a mí me gusta hacerlo.
Ya no creo en las señales, ya no las sigo. Escucho
a mi cuerpo, a las señales que él me manda...ése no falla. Reconozco que el
obligarme a no ilusionarme con las cosas me está ayudando a descansar y seguir
cogiendo fuerzas para otro cambio. Aunque también confieso que muchas veces
echo de menos el darme carta blanca para vibrar con todo.
Me inquietan los cambios pero me desespera la
rutina. Volví de Almería con la sensación de haber sido la única persona que
había evolucionado en el grupito. Ahora vuelvo a tener esa sensación, la de
haber evolucionado sola durante este último año. El blog se me ha hecho
pequeño y monótono. No voy a dejar de sentir, es sólo que quizás ahora
necesite expresarlo de otra manera, dejando que escriba, si quiere, el otro
rasgo, el que mi personalidad ha empezado a recuperar.
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