Como aquella canción tan picantona de las
Salt'n'Pepa: "Let's talk about sex". Éso y la idea de Isis de que en verano
estamos algo apagadillos en el tema, al menos en lo que a blogs se refiere.
Mi segundo día de vacaciones. Además de seguir con
el papeleo de estos días y citas con abogados, he decidido hacer una excursión: a
un sex shop. Ya hacía tiempo que me rondaba la idea, aparte de la curiosidad
que tenía por ver en qué se han convertido esos lugares tan prohibidos de
comentar.
Siguiendo con el tema de las obras: un edificio en
construcción justo enfrente del local. Por favor: que no se les ocurra asomar
la cabeza a ningún paleta ahora!!
Local pequeño, aire acondicionado a tope, normal
supongo, teniendo en cuenta las temperaturas que deben de alcanzar los
personajes que se encuentran en las cinco cabinas situadas a mi derecha. Pero
nada, yo con mi cara de chica liberal (con límites) y sin vergüenza ninguna,
correcta pero curiosa. El vendedor al teléfono, así que me dedico a dar una
vueltecita por el sitio, intentando no poner caras raras intentando descifrar
algunas de las carátulas de los Dvds. ¡Espero no toparme con la sección del
porno más dura!
Aparte de los típicos regalitos chorras para
despedidas de soltero/a, se presenta ante mí una auténtica colección de latex y
silicona con múltiples colores y formas. Algunos son para morirte de la risa,
otros te hacen desear en silencio y otros me traen recuerdos que evoco con una
sonrisa pícara en mi cara.
Como siempre me pasa, me entra el complejo de
Mercedes Milà en aquel programa de "Queremos saber" y bombardeo al
vendedor con preguntas de todo tipo: "¿Qué diferencia hay entre estos
dos?" . El chico en cuestión, encantado de explicar las múltiples
cualidades de los aparatos. Es correcto, aunque nos resulta difícil
no hacer una broma de tant en tant.
Me despido de él haciendo bromas sobre lo de
que quizás vuelva a por esas bolas chinas...ya que dice que sirven para
todo, que cada uno le de el uso que quiera ¿no? Salgo de la tienda con un par
de muestras gratis, increíble, ¡igual que en la perfumería! De fondo, el ruido
de las moneditas cayendo sin cesar en las cabinas. Por suerte no me he cruzado
con nadie y en la obra era la hora de comer.
Pues ya hemos estado en uno...
Motime - DIY
26 July 2005